martes, 5 de julio de 2016

Facimoutreach P-670

¿Qué significa: «Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo»?

P-670: Mi pregunta es sobre los milagros. La lección 345 del Libro de ejercicios de Un Curso de Milagros dice: «Hoy sólo ofrezco milagros, pues quiero que retornen a mí» (L.345). Cuando estoy ofreciendo un milagro, ¿estoy ofreciendo amor y perdón? Jesús dice: «Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios (...)» (T.1.III.4.3-4). ¿Qué significa eso?

Respuesta: La lección 345, como todas las lecciones de la 2ª parte del Libro de ejercicios, es una hermosa oración para que nosotros mismos recordemos las importantes enseñanzas del Texto y de la primera parte del Libro de ejercicios, y las apliquemos en nuestras vidas a lo largo de todo el día. En esta lección en concreto se nos recuerda que veamos todo lo que ocurre como una oportunidad de transformar los juicios de odio del ego en el milagro del perdón. El milagro se produce cuando recordamos que nada externo a la mente tiene ningún efecto. Esto significa que nada de lo que otros digan o hagan, ni nada que pueda suceder, puede jamás quitarnos nuestra paz. Nuestra pérdida de paz se debe únicamente a la decisión en la mente de creer que la separación es real, en vez de unirnos con el Espíritu Santo, Quien representa la parte de la mente que recuerda que somos uno con nuestro Padre. Ofrecer milagros, por tanto, significa no culpar a nadie ni a nada por la falta de paz que experimentamos, y recordar que es el efecto de la decisión que hemos tomado en la mente. Por consiguiente perdonamos a los demás al liberarlos de la responsabilidad por nuestro estado mental y por nuestra experiencia en el sueño. Así es como aprendemos a: «perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo» (T.17.III.1.5).

No se nos pide que neguemos que otros puedan hacernos cosas perjudiciales, sino que se nos pide aceptar la responsabilidad por la decisión en nuestra mente que causa los sentimientos de sufrimiento y de traición que parecen provenir del comportamiento de los demás hacia nosotros. El reconocimiento de que somos responsables de la decisión que tomamos en nuestras mentes es la cosa más amorosa que podemos hacer por nosotros mismos y por los demás. Reconocer que todo el mundo tiene una mente, y que todos somos iguales en el poder que compartimos de escuchar la mentira del ego de la separación o el mensaje del Espíritu Santo de que somos uno con nuestro Padre, es el milagro que ofrecemos y recibimos. Cuando estamos dispuestos a practicar el perdón de esta manera, invitamos al Espíritu Santo a responder con amor a través de nosotros. Es Él Quien se encarga de extender el amor. Eso es lo que significan las líneas que has citado (T.1.III.4.3-4).

Jesús nos dice que le pidamos orientación porque él, junto con el Espíritu Santo, representa la parte de nuestras mentes que recuerda nuestra unidad con Dios. Debido a que nos hemos disociado de esa parte de nuestras mentes, es útil para nosotros disponer de un símbolo como Jesús o el Espíritu Santo que nos sirva como guía hacia la percepción de mentalidad correcta que no ve ((no se deja engañar por)) las distorsiones del ego. Volvernos a ellos en busca de guía refleja nuestra voluntad de soltar nuestros juicios y ver de la misma manera que Jesús y el Espíritu Santo ven, y es el corazón del proceso del perdón mediante el cual los obstáculos que son nuestros juicios son eliminados.

Preguntar qué milagros llevar a cabo significa no decidir por nuestra cuenta cómo percibir cualquier situación determinada, ni cómo responder a alguien, porque nosotros no lo sabemos. Esto requiere que primero estemos dispuestos a ver los juicios que hacemos con el ego y a continuación, con la voluntad de dejarlos de lado, pidamos que se nos brinde una nueva percepción. Esto abre el camino para la extensión del amor, que es sin esfuerzo porque es natural: «Aprender de Cristo es fácil, pues percibir con Él no entraña ningún esfuerzo. Sus percepciones son tu conciencia natural, y lo único que te fatiga son las distorsiones que introduces en ésta» (T.11.VI.3.7-8). El único esfuerzo que se nos pide hacer es "la pequeña dosis de buena voluntad" de cuestionar nuestra interpretación de nuestra identidad y nuestras experiencias. Basta con introducir una ligera sospecha de que podemos estar equivocados en nuestra creencia de que estamos separados de nuestra Fuente y los unos de los otros: «La salvación, perfecta e íntegra, sólo pide que desees, aunque sea mínimamente, que la verdad sea verdad; que estés dispuesto, aunque no sea del todo, a pasar por alto lo que no existe; y que abrigues un leve anhelo por el Cielo como lo que prefieres a este mundo, donde la muerte y la desolación parecen reinar» (T.26.VII.10.1). Cada vez que hacemos este pequeño esfuerzo, se reduce nuestra creencia en el sistema de pensamiento del ego y disminuye nuestro miedo a la percepción amorosa del Espíritu Santo. Este es el milagro que nos ofrecemos a nosotros mismos y a la totalidad de la Filiación.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions122.htm#Q670

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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