A mí no me parece que todos estén "solos, inseguros y presos del miedo"
P-686: Al final del Texto, Jesús dice que todos caminan por el mundo «solos, inseguros y presos del miedo» (T.31.VIII.7.1). Sé que puede parecer una tontería, pero es que yo no creo eso a veces. Miro a alguien como Donald Trump: rico, seguro, aparentemente feliz, y no parece que él se sienta de la manera que Jesús describe. Actualmente sé lo suficiente como para suponer que probablemente esta pregunta refleja mi miedo a que Un Curso de Milagros me esté pidiendo algún sacrificio, pero el caso es que algunas personas parecen muy felices sin el Curso.
Respuesta: Es importante recordar que en el Curso Jesús se está dirigiendo a nuestras mentes; más concretamente, a la parte de nuestras mentes que recuerda la verdad de lo que somos realmente (la mentalidad correcta). Sin embargo, puesto que nos hemos disociado de nuestras mentes y nos hemos identificado con el ego, y por tanto con el cuerpo, oímos las palabras de Jesús interpretándolas como si se refirieran al cuerpo. Él no le está hablando a nuestros cuerpos. Es la mente que se identifica con el ego/cuerpo la que camina "sola, insegura y presa del miedo". Aunque puede que no sea evidente, la soledad, la incertidumbre y el miedo que subyacen a la existencia de todas las personas del mundo son la motivación que nos impulsa hacia todo lo que buscamos: dinero, poder, amigos y familia. Al haber creído que estamos separados de nuestra Fuente, nos sentimos carentes ((arruinados, metafóricamente "en bancarrota")) y por consiguiente nos sentimos compelidos a llenar nuestros almacenes a nivel físico, psicológico y emocional hasta rebosar de riqueza, salud y "felicidad". El ego es ingenioso a la hora de montar su interpretación de la "felicidad", el "éxito", el "logro" o "realización", incluso el "amor", basados en el profundo sentimiento de carencia (sensación de pérdida, de falta) que acompaña inevitablemente a la decisión por la separación. El mundo ofrece la ilusión de felicidad, y en sus términos parece "funcionar" para algunas personas. Ellas parecen "tenerlo todo". Es posible experimentar la satisfacción de obtener lo que queremos, o lo que pensamos que queremos, y a esto es a lo que el mundo llama felicidad. Sin embargo, resulta que nunca es suficiente, ni siquiera en el caso de una "vida perfecta" aquí en el mundo, así que buscamos más. No hay duda de que Donald Trump, junto con muchas otras personas ricas y exitosas, admitiría que hay más fortuna y más poder al que se puede aspirar: "Nunca puedes ser demasiado rico o demasiado delgado". ((Esta pregunta/respuesta está fechada en el año 2005; actualmente, en
2016, el propio Donald Trump puede que nos esté brindando un nuevo ejemplo de lo que
comenta Ken Wapnick de que el ego siempre aspira a conseguir más: ahora
intenta convertirse en presidente de los Estados Unidos... e incluso eso
no es suficiente para el ego, que siempre quiere más y más y aún más...
aunque, por supuesto, se puede aspirar a la presidencia de un país
desde la mentalidad correcta en vez del ego, y no sabemos con seguridad
cuál es el caso de nadie en concreto, incluido Donald Trump))
Jesús nos dice en el Curso que al elegir identificarnos con el cuerpo y buscar todo lo que el mundo tiene para ofrecer, nos hemos estafado a nosotros mismos ((en el sentido de haber elegido intercambiar la total plenitud por diversos grados ilusorios de carencia)). «Identificarte con el ego es atacarte a ti mismo y empobrecerte. Por eso es por lo que todo aquel que se identifica con el ego se siente desposeído ((= carente, privado)). Lo que experimenta entonces es depresión o ira, ya que lo que hizo fue intercambiar su amor hacia Sí Mismo por odio hacia sí mismo, y como consecuencia de ello, tiene miedo de sí mismo. Él no se da cuenta de esto. Aun si es plenamente consciente de que está sintiendo ansiedad, no percibe que el origen de ésta reside en su propia identificación con el ego, y siempre trata de lidiar con ella haciendo algún "trato" demente con el mundo» (T.12.III.6.1-5, cursivas añadidas). Los tratos dementes son todas las cosas que hacemos para evitar sentir el auto-odio (("odio hacia sí mismo" en la cita anterior)); esto es lo que nos obliga a buscar fuera de nosotros mismos confort y satisfacción/realización/plenitud. Todo valor que vemos en el mundo tiene su origen en la sensación generalizada de vacío (carencia) que es el efecto de elegir al ego en vez de a Dios. Pero nada consigue llenar nunca ese vacío. Jesús le dice al Donald Trump que hay en todos nosotros que el mundo/ego es una mala inversión: «El ego está tratando de enseñarte cómo ganar el mundo y perder tu alma. El Espíritu Santo te enseña que no puedes perder tu alma y que no hay nada que ganar en el mundo, pues, de por sí, no da nada. Invertir sin recibir beneficios es sin duda una manera segura de empobrecerte, y los gastos generales son muy altos. No sólo no recibes ningún beneficio de la inversión, sino que el costo para ti es enorme. Pues esta inversión te cuesta la realidad del mundo al negar la tuya, y no te da nada a cambio» (T.12.VI.1.1-5).
Un examen detenido de las satisfacciones y la "felicidad" que el mundo ofrece revela que pasan rápido y no duran. Cada disfrute/placer se ve ensombrecido por el conocimiento de que se va a terminar, por no hablar de que no es nada más que una ilusión: «Las ilusiones no perdurarán. Su final es indudable ((en el original en inglés se usa un lenguaje menos suave: "Su muerte es segura")) y eso es lo único que es seguro en su mundo. Por eso es por lo que es el mundo del ego» (C.2.1.1-3). No podemos extinguir de manera efectiva la punzante e insistente sensación de que todo lo que buscamos y logramos tiene un final, incluida esta "vida" en un cuerpo, y por consiguiente acabamos quedando aprisionados en la incesante búsqueda de placer, confort y significado/sentido en el mundo. Esto a menudo se extiende también a la búsqueda religiosa y de la realización/plenitud, intentando calmar nuestro miedo de que estamos realmente equivocados acerca de todo lo que creemos que es verdadero y significativo. Tal como nos dice la primerísima lección del Libro de ejercicios: «Nada de lo que veo (...) significa nada» (L.1). ¿Cómo puede, entonces, traernos paz, confort o felicidad lo que no tiene sentido? No sólo es que no tiene sentido, sino que además todo lo que el mundo ofrece es en realidad una defensa contra el reconocimiento de lo que sí tiene sentido (de lo que es significativo), ya que el mundo es el lugar fabricado por el ego, «en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él» (L.PII.Preg3.2.4).
No hay necesidad de preocuparse de que tengamos que sacrificar algo o privarnos de algo que pensamos que necesitamos mientras pensemos que lo necesitamos: «Sólo el Espíritu Santo sabe lo que necesitas. Pues Él te proveerá de todas las cosas que no obstaculizan el camino hacia la luz. ¿Qué otra cosa podrías necesitar? Mientras estés en el tiempo, Él te proveerá de todo cuanto necesites, y lo renovará siempre que tengas necesidad de ello. No te privará de nada mientras lo necesites. Mas Él sabe que todo cuanto necesitas es temporal, y que sólo durará hasta que dejes a un lado todas tus necesidades y te des cuenta de que todas ellas han sido satisfechas» (T.13.VII.12.1-6). No nos dejemos engañar por ninguna otra cosa.
Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions126.htm#Q686
Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html
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