lunes, 18 de julio de 2016

Facimoutreach P-771

Si la ira nunca está justificada, ¿por qué dice el Curso que no necesitamos perdonar un ataque?

P-771: Me crucé con un pasaje realmente inquietante de Un Curso de Milagros, del cual no he encontrado una explicación en ninguna parte de internet, incluida vuestra web. Viene en la sección titulada «La justificación del perdón» (T.30.VI). Las dos primeras frases son claras: «La ira nunca está justificada. El ataque no tiene fundamento». Puesto que este mundo no es más que una ilusión fabricada por nosotros mismos, sería un chiste tomarlo en serio e irritarnos por algo que nos molesta (¡pero lo hacemos!). Sin embargo, unas pocas frases después en el mismo párrafo se dice: «No se te pide que concedas perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado». ¿No se contradice eso claramente con las frases anteriores? Y el siguiente párrafo sigue con esta línea de pensamiento: «Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real», etc. Entonces, ¿está justificado el ataque o no? ¿Qué cosas incluye el Curso bajo la categoría de «un ataque real que merece castigo»? Yo pienso que el ataque nunca está de acuerdo con la realidad de Dios. 

((Nota: Recuerdo que hace un par de años, en los comentarios de este mismo blog, en uno de los posts alguien me preguntó exactamente sobre este mismo tema de la sección T.30.VI. Dejo el link por si alguien quiere leer los comentarios de respuesta: La iluminación instantánea (comentarios del post) (no me refiero al post en sí, que iba sobre el tema de la iluminación, sino al tema que surgió debajo en los comentarios, a partir del primer comentario fechado en marzo de 2014). Así que se trata de una duda que ha surgido tanto en lectores del Curso en inglés, como en lectores que lo leen en español. Retomemos estas Preguntas/Respuestas para ver la forma en que abordaron este tema los Wapnick)):

Respuesta: ¡Este es probablemente uno de los pasajes más malinterpretados del Curso! Nuestros egos, al leer esto, entienden como que Jesús estuviera diciendo que hay ocasiones en las que atacar sí está justificado, en los casos en los que las acciones de los demás son tan malvadas que son imperdonables, y que él (Jesús) no nos está pidiendo que concedamos el perdón en ese tipo de casos, pues sería antinatural  e inapropiado. Pero el mensaje de Jesús es lo opuesto a eso. Él está corrigiendo la forma de perdonar del mundo, a la cual llama "falso perdón" en el tercer párrafo de esta sección ((más bien en el cuarto, en T.30.VI.4.1, aunque también, con otras palabras, en T.30.VI.3.5-8)), y "perdón-para-destruir" en el Anexo El Canto de la Oración (O.2.II).

La mayoría de nosotros fuimos educados en la idea de que independientemente de lo horrible y cruel que pudiera ser un acto cometido por otra persona contra nosotros o contra uno de nuestros seres queridos, lo verdaderamente amoroso, cristiano (si es que fuimos criados en la tradición cristiana) es "perdonar" a esa persona. Puede tratarse de un acto tan atroz que casi todo el mundo estaría de acuerdo en que lo único justo y merecido sería algún tipo de castigo, sin embargo, lo más cristiano seguiría siendo "perdonar". Pero esta no es la clase de "perdón" que Jesús nos pide en el Curso —que debemos perdonar de todos modos, independientemente de lo injusta que nos parezca tal petición. Pues en vez de eso el mensaje de Jesús es que, como no existe ningún acto que pudiera justificar un ataque como respuesta, entonces el perdón está siempre justificado. Por lo tanto, al corregir lo que en 2000 años de cristianismo se ha enseñado sobre el perdón, Jesús está diciendo que nunca se nos pide que «[concedamos] perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado», pues el ataque nunca es merecido y nunca está justificado, independientemente de cuál sea nuestra percepción del "crimen". El problema no es nunca (dice Jesús entre las protestas de nuestro ego) el "crimen", sino nuestra percepción del mismo.

En otras palabras, si vuelves a leer estos párrafos con la comprensión de que Jesús está diciendo que ver ataques, ya sea en los demás o en uno mismo, es una percepción errónea del ego y no es real, y que por lo tanto responder con ataque no puede estar nunca justificado, entonces resulta evidente que Jesús está diciendo que el perdón o el indulto tal como el Curso lo define —liberarse del juicio— está siempre justificado. No se nos pide «[pasar] por alto un ataque real que merece castigo» porque cuando estamos en nuestra mentalidad recta no existen ataques reales que pudieran merecer castigo. Esto no significa negar que las personas hacen cosas dementes con la intención de herir a las demás, sino que a pesar de eso, sólo puede ser mi propia interpretación basada en el ego la que me conduce a percibir tales situaciones como ataques dirigidos contra mí personalmente.

En el Texto podemos encontrar una de las declaraciones más claras de esta corrección, en los comentarios de Jesús sobre la crucifición: «En última instancia, sólo el cuerpo puede ser agredido. No cabe duda de que un cuerpo puede agredir a otro, y puede incluso destruirlo. Sin embargo, si la destrucción en sí es imposible, culquier cosa que pueda ser destruida no es real. Su destrucción, por lo tanto, no justifica tu ira. En la medida en que creas que la justifica, estarás aceptando premisas falsas y enseñándoselas a otros. El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido. Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote con lo destructible, y por lo tanto viéndote a ti mismo de forma demente» (T.6.I.4).

Jesús no necesitó perdonar a los que crucificaban su cuerpo, porque él no estaba identificado con su cuerpo. Y él no veía el cuerpo como si fuera él mismo porque en su mente no había nada de culpa que él tuviera que proyectar hacia fuera de su mente para defenderse de ella. Sin embargo nosotros, que todavía nos vemos a nosotros mismos como cuerpos, necesitamos aprender a perdonar. Pero no necesitamos aprender a perdonar a los demás. Cuando nos sentimos atacados, es sólo porque la culpa es todavía real en nuestra propia mente, y es ahí donde se necesita verdaderamente el perdón. Percibir a los demás como atacantes/agresores es siempre el resultado de la proyección de nuestra propia culpa. Así que cuando nos sentimos atacados, necesitamos perdonarnos a nosotros mismos. Creer que necesitamos perdonar a los demás por sus ataques contra nosotros hace imposible perdonar de la manera en que el Curso enseña. Es a eso a lo que el Curso se refiere como hacer el pecado real y luego tratar de perdonarlo, algo descrito bellamente en el siguiente pasaje:

«Los que no han sanado no pueden perdonar. Pues son los testigos de que el perdón es injusto. Prefieren conservar las consecuencias de la culpabilidad que no reconocen. No obstante, nadie puede perdonar un pecado que considere real. Y lo que tiene consecuencias tiene que ser real porque lo que ha hecho está ahí a la vista. El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio diría: "Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado"*. Perdonarle y seguir existiendo dolor es imposible, pues ambas cosas no pueden coexistir. Una niega a la otra y hace que sea falsa.

Ser testigo del pecado y al mismo tiempo perdonarlo es una paradoja que la razón no puede concebir. Pues afirma que lo que se te ha hecho no merece perdón. Y si lo concedes, eres clemente con tu hermano, pero conservas la prueba de que él no es realmente inocente. Los enfermos siguen siendo acusadores. No pueden perdonar a sus hermanos, ni perdonarse a sí mismos. Nadie sobre quien el verdadero perdón descanse puede sufrir, pues ya no exhibe la prueba del pecado ante los ojos de su hermano. Por lo tanto, debe haberlo pasado por alto y haberlo eliminado de su propia vista. El perdón no puede ser para uno y no para el otro. El que perdona se cura. Y en su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente y de que no guarda traza alguna de condenación que todavía pudiese utilizar contra sí mismo o contra cualquier cosa viviente» (T.27.II.2-3; cursivas añadidas).

* Nota: Frases parecidas a esa suenan tan falsas que han servido incluso para hacer chistes, como se ve en el ejemplo de este post: Acero fundido por la espalda...

((En la pregunta P-776 se abordó este mismo tema de la sección T.30.VI, por lo que puede ser útil leerla también))

((Y dentro de esta colección de P&R de los Wapnick, otra respuesta que complementa muy bien este tema —centrada en la ira— podemos encontrarla aquí: P-63))

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions146.htm#Q771

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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