viernes, 22 de julio de 2016

Facimoutreach P-820

Si no hay grados de dificultad en los milagros, ¿no enseñan todas las lecciones lo mismo?

P-820: El primer principio de los milagros del Curso es que "no hay grados de dificultad en los milagros" ((T.1.I.1.1)). ¿No implica eso que si yo hiciera de manera "adecuada" el Libro de ejercicios, sería capaz de alcanzar la "iluminación" con todas y cada una de las lecciones/ejercicios que estoy haciendo en el Curso (por lo tanto 365 oportunidades de alcanzar a Dios)? ¿No implican todas ellas lo mismo (es decir, apuntar hacia el mismo destino indescriptible al cual el Curso no puede sino conducirnos, pero que no se puede expresar de manera explícita con palabras)? Las lecciones 70-75 me parecen cruciales, ¿qué más hay para aprender después de que "la luz ha llegado" y de que puedo celebrar el "desenlace del largo sueño de desastres"? ((L.75.2.1)) Una vez que he perdonado al mundo completamente (aunque teóricamente), ¿no desaparece el mundo, y con la visión de Dios en mí... por qué no es este pasaje el final del Libro de ejercicios?

Respuesta: Si hicieras una sola lección perfectamente, habrías completado el objetivo del Curso.

Sin embargo, la razón de que haya 31 capítulos y 365 lecciones se resume de manera simple en una de las lecciones: «Decir estas palabras [de cualquier lección] no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento. Recobrarías la plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida» (L.185.1.1-4). Si no hemos tenido la experiencia descrita en este pasaje, podemos concluir que no hemos dicho (aceptado) de todo corazón estas palabras, ni siquiera por un instante. El compromiso es todavía débil, la resistencia es fuerte, y la voluntad fluctúa, vacila, oscila. En otras palabras, tenemos miedo de despertar a la verdad. Así que tenemos al menos 365 mil oportunidades para aprender a aceptar que estamos en el hogar en Dios. En el viaje hay vislumbres de la luz que ha llegado, y si la luz fuera lo único que quisiéramos, sí, sería suficiente. Sin embargo, la atracción por la culpa y el apego al especialismo hacen caer un velo que oscurece la luz, con el fin de que la luz no reemplace a la autonomía individual, que es todavía apreciada. Por eso hay más lecciones después de las lecciones 70-75, y por eso el Libro de ejercicios acaba diciéndonos que sólo acabamos de comenzar: «Este curso es un comienzo, no un final» (L.ep.1.1).

Perdonar al mundo teóricamente, no logra el objetivo del Curso de eliminar los obstáculos a la presencia del amor (T.introd.1.7). El mundo tiene que ser verdaderamente perdonado, lo que significa no ver en él la causa de nada de lo que experimentamos en el sueño de la separación. Y tienes razón: en esto no hay jerarquía o grados de dificultad. Por lo tanto, en el Curso se nos enseña a «cuestionar cada uno de los valores que abrigas. Ni uno solo debe quedar oculto y encubierto, pues ello pondría en peligro tu aprendizaje» (T.24.introd.2.1-2; cursivas añadidas). Los valores y creencias que apoyan al sistema de pensamiento del ego están, en su mayor parte, ocultos bajo capas de negación. Por consiguiente se requiere tiempo, lecciones, arranques y paradas, para traerlos a la luz. El proceso es suave y gradual porque la resistencia y el miedo son intensos: «A la mente no entrenada le resulta difícil creer que lo que aparentemente contempla no está ahí. Esta idea puede producir gran inquietud, y toparse con gran resistencia, la cual puede manifestarse de muchas maneras» (L.9.2.1-2). Un breve repaso de cuán reales parecen ser el mundo, el cuerpo y el drama de la vida, revela la intensidad de esta resistencia. Ese es el motivo de que todavía quede trabajo que hacer, lecciones de perdón que han de ser aprendidas. El libro de ejercicios se hace de manera "adecuada" siguiendo las instrucciones, que sencillamente nos dicen que simplemente hagamos las lecciones (L.introd.9). Se nos dice que lo único necesario es la pequeña dosis de buena voluntad. Lo más probable es que Jesús dice eso porque sabe que haremos "torpemente" (imperfectamente) las lecciones, y él nos asegura que nuestra práctica imperfecta no es un problema: «Su tarea [del Espíritu Santo] es expiar tu renuencia mediante Su perfecta fe, y es Su fe la que tú compartes con Él en el instante santo. Como resultado de reconocer que no estás dispuesto a ser liberado, se te ofrece la perfecta buena voluntad de la que Él goza» (T.16.VI.12.4-5). Por lo tanto, cada aplicación sincera de los principios del perdón en nuestras relaciones, independientemente de lo imperfecta que pueda ser, nos lleva más cerca del final del sueño. Nuestro cometido al practicar el Curso, por lo tanto, es estar atentos a cada mota de oscuridad (juicios) y a cada ilusión que elegimos hacer real, para que puedan ser cuestionadas y entendidas como sin valor (sin significancia; reconocer que no dan la talla y no merecen que las persigamos/valoremos). Hasta que no estemos convencidos de que ninguna de ellas podrá jamás satisfacer nuestra necesidad real de aceptar la verdad sobre nosotros mismos en vez de las mentiras del ego, necesitaremos las lecciones del Libro de ejercicios y las muchas páginas del Texto para acudir a ellas en busca de orientación, enseñanza y consuelo.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions158.htm#Q820

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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