domingo, 10 de julio de 2016

Facimoutreach P-711

¿Cómo consideraría Un Curso de Milagros el tema de los cotilleos?

P-711: Hace poco fui a comer con un amigo y me sucedió que tras estar hablando de temas que a ambos nos molestaban (hablando sobre otras personas que conocíamos) empecé a sentirme muy mal. Yo sabía que había empezado a cotillear y simplemente me sentí enfermo. Si he perjudicado a alguien por cotillear, ¿cómo puedo compensar o reparar el daño? Cuando era pequeño tenía una prima a la que adoraba, pero al parecer ella no me adoraba a mí o eso se cotilleaba entre la familia. Los últimos años me he esforzado mucho por reconciliarme con ella, y hace un par de meses fui a visitarla durante 10 días pero antes de ir a su casa comenté algunas cosas sobre ella a otro pariente. Ahora tengo la sensación de que a ella le habían dicho lo que yo dije (o una versión modificada de ello) y te puedo asegurar que es posible que ella estuviera muy herida por ello. ¿Podrías abordar el tema de los cotilleos? ¿Y dejar de cotillear sería mi forma de perdonarme a mí mismo, o qué tengo que hacer para compensar o reparar esto? Soy muy serio en querer ver esto de un modo diferente.

Respuesta: Un Curso de Milagros enseña que lo único que puede tener un aparente efecto sobre alguien es la decisión tomada en la mente de identificarse con el cuerpo/ego. Esa es la única cosa "perjudicial" que alguien puede hacerse a sí mismo. A la luz de esta enseñanza, es imposible que nadie pueda perjudicar o hacer daño a otro. Aunque pueda parecer que la conducta dañina de alguien es la causa del malestar de otra persona, el Curso nos dice que la verdadera fuente de cualquier sentimiento/sensación es una decisión en la mente. Sentirte mal después de cotillear sobre otras personas es el resultado de una decisión tomada en la mente de identificarte con el ego, lo cual es una decisión en favor de la separación. Es esto lo que provoca los sentimientos profundos de culpabilidad, que entonces se experimentan en el mundo como situaciones como la que describes. Parece que esa situación esté relacionada con la conducta de cotillear, pero en realidad la enfermedad o malestar es una expresión en la forma de la culpa que hay en la mente. Es el contenido de la mente lo que ocupa el interés del Curso. Lo que se nos pide ver de un modo diferente es esta distinción entre la causa aparente de los sentimientos/sensaciones de una situación en la forma, y la causa real que es el contenido de la mente. Esta es una distinción muy importante de tener en cuenta, a medida que entrenamos nuestras mentes a volverse más conscientes de los juicios y de los pensamientos de ataque que experimentamos en nuestras relaciones. Esto se aplica del mismo modo a tu experiencia de cuando eras un niño que a tu reciente incidente cotilleando con un amigo.

El Curso no enseña nada sobre cambiar la conducta o sobre la necesidad de compensar o reparar daños (reconciliarse, disculparse). Lo único que se nos pide es que miremos nuestros juicios, reconociendo en ellos la decisión de estar separados de los demás, que refleja la decisión de estar separados de Dios. Cuando te encuentras cotilleando, es posible que te olvides de que eso proviene de una decisión errónea en tu mente de identificarte con el ego al elegir la separación. Recordar esto sitúa el origen de la situación en el lugar correcto (tu mente), en vez de en tu conducta (el efecto) o en la conducta de aquellos a los que estás juzgando, y esto es el comienzo del proceso del perdón. Nosotros «[perdonamos] al Hijo de Dios por lo que él no hizo» (T.17.III.1.5) al reconocer que la verdadera causa del malestar/cotilleo es la decisión de la mente de separarse, sin culpar a las circunstancias pasadas o a otras personas. Esto sería la versión del Curso de "hacer las paces" (reconciliarse, reparar lo sucedido). Es también el único modo de sanar el auténtico malestar/enfermedad que reside en la mente dividida que ha elegido la separación. Lo único que se requiere es que tengamos la voluntad de soltar nuestros juicios. Incluso el mero hecho de estar dispuestos a ver cómo nos aferramos a ellos es un paso en la dirección correcta, porque al menos ya no estaremos culpando a los demás por nuestro malestar/enfermedad, angustia o sufrimiento. Lo importante es estar atentos en busca de los pensamientos y juicios que revelan la decisión de la mente por la separación. Cuando la causa es devuelta a la mente, se le puede entregar el juicio al Espíritu Santo para que lo transforme. Bajo Su guía, cualquier conducta que surja cambiará en consecuencia, sin ningún esfuerzo o necesidad de control por nuestra parte. En este sentido nos dice Jesús en el Texto: «Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues estos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores. Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no los mantengas. Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los deshaga completamente, de manera que todos sus efectos desaparezcan de tu mente y de la Filiación en su totalidad» (T.7.VIII.5.4-6). Por lo tanto, la proyección es reemplazada por el reconocimiento de que la mente es la verdadera causa de todos los sentimientos/sensaciones, conductas y juicios, y en última instancia la necesidad de cotillear «[desaparecerá] de tu mente».

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions131.htm#Q711

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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