¿Es el perdón lo mismo que "la regla de oro" de Buda?
P-760: Al hablar con la esposa de un rabino, mencioné el perdón. Ella reaccionó de inmediato y me preguntó si me refería a "la regla de oro", o lo que el Buda enseñó una vez. Ella no se molestó en decirme nada más. Más tarde me pregunté si el término compasión sería más fácil de mencionar.
Respuesta: El perdón, tal como Jesús lo enseña en Un Curso de Milagros, implica el reconocimiento de que percibir que otros han "pecado contra uno mismo", o que uno mismo ha sido victimizado por algún otro, es la proyección de la culpa que es el resultado de la decisión de la mente de separarse de Dios e identificarse con el cuerpo. Esta enseñanza es exclusiva del Curso, que nos dice que «el pecado no existe» (T.26.VII.10.5). Sin embargo, lo que generalmente se entiende por perdón, particularmente en la tradición judeocristiana, se basa en la creencia de que el pecado es real y debe ser expiado ((por ejemplo hacer algún acto de penitencia, o "haber sufrido ya bastante" [convalidándose como "castigo"])) para que sea perdonado. Es casi imposible hablar de perdón sin evocar pensamientos de pecado. Generalmente significa que alguien que ha hecho daño ha de ser liberado de la culpa, y que la "víctima" renuncia a su "derecho legítimo" de venganza o castigo contra el "pecador". Esto puede ser amenazador independientemente de las creencias que uno tenga sobre ello, como tu experiencia demuestra. Y por lo tanto tu pregunta se convierte en si conviene hablar del perdón en absoluto. Tal como Jesús nos dice con tanta frecuencia en el Curso, es el contenido de nuestras mentes lo que "enseña" tanto el perdón como la compasión que fluyen de ella.
Las palabras que usamos «no son más que símbolos de símbolos» (M.21.1.9), y por lo tanto son irrelevantes. Es útil recordar que nuestro único propósito es la curación de nuestras mentes: «Permítete (mente) ser curado para que de este modo puedas perdonar y ofrecer salvación a tu hermano y a ti. Creerás en aquello que le quieras probar a tu hermano. El poder de tu testimonio procede de tus creencias. Y todo lo que dices, haces o piensas no hace sino dar testimonio de lo que le enseñas a él. (...) Este testimonio es el que puede hablar con más elocuencia que mil lenguas juntas, pues le prueba que ha sido perdonado» (T.27.II.4.7; 5.3-5,8-9). En todos nuestros encuentros, por tanto, lo único que se nos pide hacer es practicar el perdón que se nos ha enseñado, lo que significa estar dispuestos a monitorizar ((observar con atención)) nuestras mentes para detectar los pensamientos de juicio, y entonces ofrecérselos al Espíritu Santo para que los transforme. Sólo entonces nuestras palabras reflejarán Su mensaje de que el miedo o la actitud defensiva de la otra persona no ha tenido ningún efecto y no hay nada que perdonar. De manera que «[perdonamos] al Hijo de Dios por lo que él no hizo» (T.17.III.1.5). Esto es lo más compasivo que podemos hacer por nosotros mismos y por los demás. También es la única manera en que se nos pide expresar el perdón.
Por lo tanto, cuando nos unimos con el Espíritu Santo somos liberados de la carga de tener que buscar las palabras que reflejen el amor que hay en nuestras mentes. Tal como Jesús nos dice en el Texto: «(...) el amor no es forma sino contenido» (T.16.V.12.1). Así que, si al hablar con alguien de cualquier tema, incluido el tema del perdón, hemos tomado la decisión de identificarnos con el Espíritu Santo, sean cuales sean las palabras que usemos reflejarán el amor que Él representa. Nuestra meta con el aprendizaje de este Curso es perdonarnos por todos nuestros juicios y escuchar al Espíritu Santo en nuestras mentes, Cuyas palabras reemplazarán a las nuestras: «El Espíritu Santo te habla a ti, no a otra persona. Y al tú escucharle, Su Voz se extiende porque has aceptado lo que Él dice» (T.27.V.1.10-12).
Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions143.htm#Q760
Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html
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