¿Qué se entiende por "un ataque real que merece castigo"?
P-776: En la sección titulada "La justificación del perdón", Jesús afirma: «No se te pide que concedas perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado. Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra ahí. Eso no es perdón, ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado. Y así, el perdón no habría sido apropiado, al haberse concedido donde no era debido»; y después dice: «Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo» (T.30.VI.1.6-10; 2.3). ¿Qué significa esto? ¿Qué se consideraría imperdonable? ¿Podrías poner algunos ejemplos o casos que ilustren tu respuesta?
Respuesta: Esta sección presenta el característico punto de vista que tiene Un Curso de Milagros sobre el perdón. El punto de vista del mundo, al cual Jesús llama falso perdón en esa misma sección (T.30.VI.4.1), es que aunque a veces perdonamos a los pecadores, nunca olvidamos que ellos han pecado (T.30.VI.3.7). En este sentido, ellos en realidad no merecen nuestro perdón, pero de todos modos se lo concedemos. Jesús dice que este tipo de perdón es inapropiado, pues estamos intentando pasar por alto lo que pensamos que es real, y eso simplemente no se puede hacer —al menos no sin sacrificar nuestros derechos (T.30.VI.2.6). Si juzgamos un ataque como despreciable y merecedor de castigo, pero luego lo perdonamos porque pensamos que eso es lo que se supone que tenemos que hacer, pensaríamos que hemos perdonado lo imperdonable —una respuesta «antinatural que no concuerda con lo que es real» (T.30.VI.2.4). Un ejemplo de esto sería perdonar a los terroristas del 11-S a pesar de que piensas que lo que ellos hicieron es imperdonable; o un ejemplo menos dramático, perdonar a la persona que te robó el dinero mediante un timo ingenioso. En ambos casos pensarías que has pasado por alto lo que se hizo, con el fin de perdonar.
Jesús nos enseña que el verdadero perdón es muy diferente. Sin embargo, esto no puede entenderse sin conocer la metafísica del Curso. Jesús comienza la sección con dos principios muy importantes: «La ira nunca está justificada. El ataque no tiene fundamento» (T.30.VI.1.1-2). Cuando las personas atacan, lo hacen como reacción a su propio estado de miedo. Han rechazado el amor y en su lugar se han identificado con el sistema de pensamiento del ego, que no se basa en nada real. Esto es una equivocación o error, no un pecado. Jesús nos pide que aprendamos a ver más allá del ataque conductual ((del ataque en forma de comportamiento o conducta; la forma)) hasta centrarnos en su origen en la mente ((el contenido)). Esto no significa que neguemos lo que ven nuestros ojos, significa que aprendamos a darle a la situación una interpretación diferente. Esto se trata sólo de lo que pasa en nuestras mentes. En lugar de la "normal" inclinación a tomar represalias y castigar, aprendemos a no tomarnos personalmente lo que hagan los demás, pues sabemos que en nuestra mente recta somos invulnerables y nunca podemos perder la paz que es nuestra herencia natural como Hijo de Dios, y sabemos que lo mismo es cierto también para todos los demás. Si estos principios son la base de nuestra percepción, entonces será imposible condenar al "atacante", independientemente de lo que haya hecho (una vez más, esto no excluye la acción judicial, etc). Seremos conscientes de que tal acto ha surgido del profundo terror que hay en la mente de esa persona, el resultado de que esa persona haya tomado la decisión equivocada ((como siempre en UCDM, siempre se refiere a la decisión interior —tomada por la mente— de haber creído en la separación y aceptado la identificación con el ego; por eso, como se acaba de decir unas líneas antes, que sepamos esto y lo perdonemos no excluye que entremos en acciones judiciales o tomemos las medidas que veamos oportunas, pues una cosa son las acciones externas y otra lo realmente importante: la actitud interior. Simplemente, con una actitud interior de perdón, podremos fluir con paz y sin odio en cualquiera de las medidas externas que nos parezca oportuno tomar, si tomamos alguna)). ¿Cómo puede condenarse eso? Por lo tanto, Jesús dice: «Se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados» (T.30.VI.2.7-9).
En otras palabras, si pasas de tu mente errada a tu mente recta percibirás a todo el mundo como compartiendo contigo la misma mente errada, la misma mente recta, y la capacidad de elegir entre las dos. Desde esa perspectiva, los terrorista son iguales que aquellos a quienes atacan; los estafadores son iguales que aquellos a quienes engañan. Esa es la única manera cuerda de percibirnos los unos a los otros y de percibir las cosas que pasan en este mundo. Entonces el perdón sí es significativo y completamente honesto. No se niega la conducta; se la ve en su punto de origen en el contenido de la mente. (Ver también P-771).
Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions147.htm#Q776
Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html
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