sábado, 2 de julio de 2016

Facimoutreach P-637

Si el pecado no es real, ¿cómo puede haber conductas correctas y equivocadas, o moral?

P-637: ¿Puedes comentar un par de temas relacionados con el Curso que me están resultando difíciles de entender? 

1) Un Curso de Milagros afirma que la ira es simplemente una manifestación del ego, basada en el miedo. Sin embargo, las escrituras hablan a menudo de la ira de Dios —por ejemplo el Diluvio Universal, Sodoma y Gomorra, o el castigo a los idólatras israelitas en el desierto. Si Dios no tiene ego, ¿cómo pudo Él reaccionar con ira? ¿O lo que Él sentía era en realidad otra cosa? ¿Si no era ira, entonces qué era?

2) Estoy empezando a darme cuenta de que el Curso se refiere únicamente a los pensamientos, no a la conducta. Sin embargo, las ancestrales cuestiones sobre el comportamiento todavía siguen con nosotros hoy en día. Si tratamos el concepto tradicional del "pecado" como simplemente una ilusión del yo-egoico, ¿cómo podemos entonces distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto? Si el pecado no es real entonces puedo hacer lo que quiera sin temer al castigo ni a las medidas disciplinarias. Si el sistema de justicia se basara en el Curso, ¿entonces no habría castigos debido a que los "ataques" se considerarían simplemente ilusiones del ego que se manifiestan a través de los cuerpos? ¿Implica la enseñanza del Curso que la respuesta de la sociedad ante los actos criminales debería ser perdonar a los ofensores (criminales) en vez de castigarlos o disciplinarlos de algún modo? ¿Cómo se supone que vamos a funcionar como una sociedad si no tenemos acordadas leyes o normas de conducta ni disponemos de los medios para hacerlas cumplir?

Respuesta: 1) Tu confusión con respecto a Dios no es sorprendente —la comparten muchos nuevos estudiantes del Curso que vienen de contextos tradicionales judíos o cristianos. Pero puede ser abordada fácilmente, aunque tendrás que decidir por ti mismo a qué lado situarte: qué interpretación del tema deseas apoyar. En pocas palabras: el Dios de la Biblia no es el Dios de Un Curso de Milagros. El Curso, de hecho, describe y ofrece una corrección para un "Dios" que se enfada, que condena y castiga, y que exige sacrificios para apaciguar Su ira (por ejemplo: T.3.I.1-4; T.9.V.3; T.23.II.4-8; L.170; M.17.5-7). Pero de acuerdo con el Curso, ese es el Dios inventado del ego, un personaje importante en su elaborado mito, que afirma que la separación de Dios es real y que ha ocurrido verdaderamente, lo que implica que hemos atacado a Dios y que Él está enfadado por el ataque y busca vengarse. Nada de esto es verdad según el Curso, ya que la separación nunca llegó a ocurrir realmente y además Dios no seguiría siendo Dios —perfecto Amor— si la ira pudiera ser parte de Él. Pero esto, tal como nos dice el Curso, es lo que el ego quiere que creamos, para garantizar su propia supervivencia. Pues el ego prospera en el conflicto —él es literalmente un pensamiento de conflicto— y necesita un enemigo para mantener su propia existencia como algo aparte y separado.

El auténtico Dios del Curso es perfecto Amor y perfecta Unidad, incapaz de condenar o de sentir ira, y completamente inafectado por el ilusorio pensamiento —de separación y ataque— de la Filiación. A partir de estas distinciones se deduce que el Dios de la Biblia no puede ser el mismo que el Dios verdadero del Curso, sino que más bien tiene un sorprendente parecido con el Dios colérico e iracundo inventado por el ego. Y hay muchas otras diferencias entre el Dios de la Biblia y el Dios del Curso. En la Biblia, Dios crea el mundo físico y todos los habitantes de ese mundo, incluidos el hombre y la mujer. Él condena y castiga a Adán y Eva por el pecado de haberle desobedecido, y más tarde, en un momento dado envía a Su único Hijo para que sea sacrificado con el fin de que puedan ser expiados lo que de otro modo serían los efectos irreversibles de ese pecado que todos nosotros hemos heredado. A medida que estudias el Curso, será cada vez más evidente que este Dios y el Dios del Curso no tienen nada en común. Jesús deja claro en el Curso que Dios no creó el mundo ni los cuerpos (por ejemplo T.4.I.11.6-7), que Él nunca se ha visto afectado por nuestra creencia en la separación y el pecado (por ejemplo T.30.III.10) y que por lo tanto no podría exigir sacrificio (por ejemplo T.3.I.4; T.11.VI.5). Además, el Jesús del Curso no es Dios, sino que más bien es un aspecto de la Filiación (igual a todos sus hermanos) que ha recordado la verdad de lo que él y todos nosotros somos como el único y perfecto Cristo (T.1.II.3; C.5.2-5). Aunque cada estudiante debe seguir cualquier camino o caminos hacia los que se sienta guiado, estas diferencias con respecto a la naturaleza de Dios están en la base de nuestra posición de que el Curso y el cristianismo tradicional son enseñanzas espirituales mutuamente excluyentes que no pueden ser reconciliadas. La pregunta P-439, así como la colección de audios "La Biblia desde la perspectiva de Un Curso de Milagros", abordan también el tema de la relación entre el Curso y las enseñanzas bíblicas.

2) Fuera de contexto, puede parecer que decir que el pecado no es real significa que no importa lo que hagamos. Y a nivel absolutamente metafísico eso es cierto en última instancia. Pero el problema es que todos nosotros quienes creemos estar aquí en el mundo, tenemos que estar creyendo también en el pecado y sus leyes del dolor y del castigo, así que pensar que podemos comportarnos de cualquier manera que queramos sin consecuencias para nosotros mismos sería una tontería en el mejor de los casos y algo trágico en el peor de los casos (T.5.VI.1.3-4). El Curso en ningún momento habla de qué conductas son aceptables o no, y para la mayoría de las mentes, no estando listas para aceptar la completa responsabilidad por nuestra propia experiencia (que el Curso enseña que algún día tendremos que aprender a aceptar) (T.21.II.2), las reglas para regir la conducta externa se convierten en una necesidad práctica. No hay nada en el Curso que diga que éstas ((las reglas de conducta; las leyes civiles)) deberían ser ignoradas o eliminadas. Y es posible establecer consecuencias para las transgresiones de conducta, con la intención de restringir los comportamientos perjudiciales y destructivos, pero sin que la intención sea castigar (puede que quieras revisar las preguntas P-371, P-484 y P-584* para aclaraciones adicionales de los temas relacionados con establecer límites y tomar decisiones dentro de la ilusión). Sin embargo, comportarse "adecuadamente" no es algo que conduzca por sí mismo a la salvación. El cambio tiene que suceder en el nivel de la mente, desde la cual entonces fluirá la conducta "apropiada".

El Curso, al tiempo que no se interesa por la conducta correcta e incorrecta, sí hace la distinción a nivel del pensamiento entre la mentalidad o percepción correcta y la mentalidad o percepción errada/errónea (T.3.IV.4), afirmando que el nivel en el que debe hacerse la distinción es en el nivel del pensamiento, ya que la conducta siempre será sólo un efecto o resultado de los pensamientos de la mente. Jesús remarca esto varias veces en los primeros capítulos del Curso:

«No puedes comportarte de manera apropiada a menos que percibas correctamente» (T.1.III.6.5).

«He dicho que no puedes cambiar de mentalidad modificando tu conducta, mas he dicho también, y en muchas ocasiones, que puedes cambiar de mentalidad» (T.4.IV.2.1).

«Te he pedido encarecidamente que te comportes tal como yo me comporté, pero para eso tenemos que responder a la misma Mente. Esa Mente es el Espíritu Santo, Cuya Voluntad dispone siempre en favor de Dios. El Espíritu Santo te enseña cómo tenerme a mí de modelo para tu pensamiento, y, consecuentemente, a comportarte como yo» (T.5.II.12.1-3).

«Hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees» (T.7.V.2.4).

Y más adelante en el Texto: «No trates de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él» (T.21.introd.1.7).

Y quizás el comentario más claro sobre este asunto en el Curso sea cuando Jesús dice:

«Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. ¿Por qué, entonces, condonas ((=consientes, toleras, apruebas, justificas, excusas)) pensamientos dementes? Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es solamente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. (...) De nada sirve creer que controlando los resultados de cualquier pensamiento falso se pueda producir una curación. (...) Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es una cuestión de voluntad. No necesitas orientación alguna excepto a nivel mental. La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas [comportamiento] donde no puede producir resultados» (T.2.VI.2.2-7; 3.1,4-7).

En la mentalidad errada, o basada en el ego, el pensamiento siempre se basa en la creencia de los intereses separados, lo cual produce dolor y culpa en el pensador de mentalidad-errada, que se identifica con el ego. Pues está haciendo que el pecado —la separación— sea real en su propia mente, y el sistema de pensamiento del ego se ha configurado de tal modo que lo que inevitablemente sigue es dolor y culpa. Así que sería autodestructivo y contraproducente creer que podemos actuar con impunidad de cualquier manera que queramos. Si entendemos y apreciamos plenamente las enseñanzas del Curso sobre cuál es la causa de nuestro propio dolor y sufrimiento, nunca se nos pasará por la cabeza usar ninguno de los principios del Curso como justificación para atacar a nadie.

Reconocer que el pecado no es real no consiste simplemente en entender eso intelectualmente. Sabremos que realmente hemos aceptado la irrealidad del pecado cuando ya no nos identifiquemos con el ser físico y la personalidad que ahora creemos ser. Hasta entonces, dado que el mundo es literalmente una proyección de nuestro propio ser culpable, cualquier aparente ataque sobre el mundo externo a nosotros mismos ha de ser un ataque contra nosotros mismos, con todas sus dolorosas consecuencias (por ejemplo, L.196). Así que cualquier cosa que puedas haber estado pensando hacer, ¡no la hagas!

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions114.htm#Q637

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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